Antes del principio
Ella pasó su niñez en Juárez oyendo blues, cantos gregorianos y música de Led Zeppelin. Todo fue por influencia de su papá, que todavía no acababa de quitar un disco cuando ya estaba poniendo otro. “Era hippie –dice–. Le encantaba la música y el cine experimental”. A ella, además, le gustaba mucho ir a los conciertos de piano que daba su abuela; tanto, que a los cinco años le dijo que quería tocar como ella y le pidió que le diera clases. Así fueron sus primeros acercamientos a la música, cuando todavía ni siquiera imaginaba la cantidad de escenarios que estaba por pisar con el nombre de María Barracuda.
Él dice haber perdido la cabeza a los siete años, cuando vivía en Guadalajara, al oír por primera vez un disco de Queen. “Yo quiero hacer lo mismo que esos señores”, pensó impactado. La música empezó a acaparar su atención y, cada vez que se topaba a alguien tocando un instrumento, se le quedaba viendo como si quisiera aprender sólo con observarlo: ocurría con los grupos de las fiestas, con el organista de las iglesias y con las bandas que tocaban en su escuela, cuando él estaba en la primaria, como fue el caso de Green Hat Show (hoy Maná). Tampoco Jorge “la Chiquis” Amaro tenía idea de lo que estaba por venir para él.
Años después a cada quien le llegó el momento de empacar sus cosas para ir al DF y dejar atrás su ciudad. Para entonces, ninguno tenía idea de la existencia del otro y menos de lo que llegarían a hacer juntos.
Los caminos se juntan
María Barracuda y “la Chiquis” Amaro se encontraron por primera vez en un restaurante de la colonia Condesa, donde los presentó un amigo en común. Ella, para entonces, sabía que él había tocado la batería con Neón y con Fobia; y que además había sido arreglista, compositor, productor e ingeniero de sonido (entre otras misceláneas) de un sinfín de bandas como Maná, Timbiriche, La Lupita, Natalia Lafourcade y La Cuca, por mencionar sólo a algunos. De hecho, en más de una ocasión había pensado que le gustaría trabajar con él. Por eso fue a visitarlo meses después a su estudio de grabación, llevando consigo las canciones que había grabado con Dragón, la banda que tenía en ese momento. A “la Chiquis” le gustaron tanto las composiciones y la voz de María Barracuda, que le propuso hacer un demo en su estudio sin costo alguno para promover a Dragón. A ella, por supuesto, el ofrecimiento le resultó bastante atractivo, pero no todos en el grupo compartieron esa opinión, así que la propuesta quedó en el aire.
Fue hasta el año de 2003, cuando Dragón ya había desaparecido y Sony tomó la decisión de firmar a María Barracuda como solista, que ella tuvo la oportunidad de trabajar con “la Chiquis” como productor, luego de que la disquera aceptó de buena gana la solicitud. Ahora sí, lo mejor en la historia de esta dupla creativa estaba por venir.
Antes del JotDog…
Ya juntos, la química se dio de inmediato y en forma desbordante. Él lo cuenta así: “Decidimos componer algo juntos por primera vez y, aunque prácticamente no nos conocíamos, en unas cuantas horas hicimos Sígueme, una rola del primer disco”. Ella complementa: “Luego nos dedicamos a experimentar con ritmos durante meses, hasta que llegamos a la conclusión de que no había por qué ser tan respetuosos con los géneros y decidimos hacer un disco muy ecléctico”. Fue bajo tal premisa que apareció en el año 2004 María Barracuda, el álbum homónimo, en el que destaca la participación de grandes músicos invitados, como Tony Peluso, quien, además de mezclar el disco, grabó las guitarras en Aquí estoy y en Ciudad Juárez, rola en la que también figura Ramón Ayala con su acordeón. Y ni qué decir del dueto que hace Rubén Albarrán con María en ¡Chale! Así pues, el disco le valió, no sólo para dar a conocer su talento y un estilo irreverente que atrajo la atención de muchos, sino para ser considerada entre los nominados a Mejor Artista Nuevo en los Premios MTV Latinoamérica. María Barracuda era la cara y la voz de este nuevo proyecto pero, sin duda, el talento y la enorme experiencia de Jorge “la Chiquis” Amaro (que además se alineó como guitarrista de la banda), fueron ingredientes esenciales para haber alcanzado el éxito.
A paso firme
Llegó el 2005 y esta dupla maravilla no dejaba de hacer canciones. La creatividad compartida y complementada entre María y “la Chiquis” seguía dando frutos, hasta que decidieron hacer un pequeño experimento: abrir una cuenta anónima en Myspace para ver cómo reaccionaba la gente al escuchar algunos nuevos temas sin saber de quién eran ni quién los estaba interpretando. Así fue como salieron a la luz canciones como Lo que digo yo, El beso y I Love You, que luego serían incluidas en su álbum debut. Aunque María y “la Chiquis” aún no eran muy conscientes de ello, era una realidad que Jotdog había iniciado su periodo de gestación.
Jotdog se presentó ante el público en septiembre de 2009, con la aparición de su disco homónimo bajo el sello de Ocesa Seitrack. El éxito se hizo presente de inmediato cuando su primer sencillo, Hasta contar a mil, se colocó en el top 10 de las listas de popularidad en México, llegando a ser la canción más vendida en iTunes México. Pero no sólo eso: su video (una interesante pieza de animación que hace digno homenaje a la psicodelia) encabezó la lista de los más votados de MTV Latinoamérica, lo que más tarde se convirtió en una nominación al Premio 2009 en la categoría Mejor Artista (Norte).
Pero los reconocimientos no terminan ahí. Más tarde serían nominados como Mejor Nuevo Artista y Mejor Álbum Vocal Pop Dúo o Grupo en la 11ª entrega anual del Latin Grammy; ganadores de la Musa del Premio Oye!, como mejor Grupo Pop en español y Revelación del Año; Artista Revelación 2009 en los Premios Telehit; Mejor Grupo Internacional, de acuerdo con la estación de radio Los 40 Principales; y nominados como Artista o Grupo Musical del Año en los Premios Kids Choice Awards México.
Jotdog había dado su primer paso con el pie derecho.
Turistas del amor
Algunos toques de ironía y mordacidad en las letras escritas por María Barracuda han dado pie a que la música de Jotdog sea catalogada por algunos como “pop siniestro”. Podría tener algo de cierto… pero más allá de esa irreverencia y el nuevo look, que remite al Steampunk, “la Chiquis” y María no dejan de cantarle al amor ni de experimentar con distintos ritmos y géneros, tal como ha sido desde el primer momento en que empezaron a crear música juntos. “Queremos experimentar con géneros como la cumbia”, dice ella. Y él añade: “En México oyes a Los Tigres del Norte, a Lady Gaga, a Iron Maiden… aquí se escucha de todo al mismo tiempo. Es como una orgía musical y nosotros tenemos todas esas influencias porque crecimos con eso”.
Para tocar en vivo, Jotdog cuenta con el baterista Daniel Aceves y con Juan Carlos Rosas en el bajo. Jotdog 2: turista del amor es el capítulo más reciente de esta historia, y ya se ha empezado a escribir.
Rodrigo Pérez Rembao